La calumnia de Apelles fue un famoso incidente de la Antigua Grecia en el que el pintor Apelles fue calumniado por su contemporáneo Protógenes. Según la leyenda, Protógenes, quien estaba celoso del talento y la fama de Apelles, visitó su estudio y se dio cuenta de que Apelles había dejado un lienzo inacabado con solo una capa de pintura roja. Protógenes decidió tomar un pincel y añadir una fina línea negra al lienzo, confiando en que Apelles no podría completar la pintura y quedaría en ridículo.
Sin embargo, cuando Apelles regresó a su estudio y vio la línea negra de Protógenes en su obra, decidió completar la pintura agregando elementos que complementaran la línea negra y mejoraran la composición general. Cuando Protógenes vio el resultado final, se dio cuenta de que había subestimado la habilidad de Apelles y su obra maestra seguía siendo superior. Protógenes, finalmente, presumió de cómo Apelles había sido capaz de sacar lo mejor de él incluso cuando intentaba difamarlo.
La historia de la calumnia de Apelles se ha utilizado a lo largo de los siglos como ejemplo de la excelencia artística, la creatividad y la habilidad para convertir la adversidad en oportunidad.
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